Ya hace casi 25 años que estoy metido en el mundo de las bandas de música como músico aficionado, especialmente en la banda de mi pueblo, U. M. Santa Cecília de Benicàssim, pero durante este periodo he tenido la fortuna de poder colaborar en otras bandas y agrupaciones, especialmente en la provincia de Castellón y en Valencia.
Este recorrido me permite reflexionar con cierta perspectiva evolutiva e histórica sobre la música de banda en general y sobre sus características en particular. En este artículo me gustaría dirigir la mirada hacia una figura imprescindible en casi cualquier agrupación musical, el director artístico.
El director de banda (aunque gran parte de este artículo también podría hablar del director musical de cualquier agrupación) es un rol dentro de la infraestructura de la agrupación musical, la figura que se encarga de organizar ensayos, preparar programas, dirigir conciertos, etc. Dentro de las múltiples funciones del director de banda, hay una que me interesa especialmente y sobre la cual quiero desarrollar mis ideas: la gestión del capital humano, la gestión del/os músico/s.
La formación académica del director de banda (y del músico) es una de las que más tiempo requiere en comparación a cualquier otra formación profesional, un músico (director) suele invertir unos 14 años (creo recordar) para conseguir el título. Es cierto que poco a poco vamos avanzando en algunos aspectos, pero la formación en los conservatorios continúa siendo criticada por encontrarse anclada en el siglo pasado, esto, entre otras desventajas, supone que la parte humana del artista continúe sin abordarse.
Un director no se puede “manifestar” sin el músico, del mismo modo que este no puede hacerlo sin su instrumento, la herramienta principal de trabajo del director es su agrupación (banda, orquesta, coro…). Por lo tanto, si un director no tiene “afinado” su instrumento, es imposible que pueda interpretar una pieza dignamente. ¿Qué quiero decir con “afinado”? Pues satisfecho, cómodo, motivado, orgulloso, implicado… y así podría continuar durante un par de páginas. El director también ha sido instrumentista durante su formación académica, quizás, para conectar con las necesidades del músico, el ejercicio más sencillo es recordar qué necesitaba él cuando estaba bajo de la tarima, aunque también puede bajar de vez en cuando y preguntarlo directamente.
Resulta difícil encontrar unos ingredientes genéricos para cualquier director, el principal motivo es que cada agrupación, banda, orquesta o corazón, tiene unas características y unas necesidades. Es como encontrar pareja, hay que encajar, escuchar, probar y que haya química, si no, todo resulta forzado y acaba en ruptura.
“Si tus acciones inspiran a otros para soñar más, aprender más, hacer más y cambiar más, tú eres un líder”
Asumiendo el riesgo de abordar un tema complejo en pocas líneas, haré un breve análisis sobre algunos factores a tener en cuenta. Una agrupación formada por músicos amateurs, necesitará más proximidad por parte del director, un trato más individualizado, atención a las necesidades, ayuda ante las dificultades, una actitud más docente, mayor grado de flexibilidad y comprensión de la idiosincrasia de la agrupación. En una agrupación profesional, todos estos elementos pueden ser de utilidad, pero primarán los conocimientos técnicos y teóricos, la optimización del rendimiento, la adecuada selección del repertorio, gestión de los orgullos (egos) y el respeto a los rangos. Hay un elemento fundamental (especialmente en las agrupaciones amateurs), el equilibrio entre el profesional encima de la tarima y la persona que es cuando baja, me atrevo a decir que este aspecto determina en más de un 50% el éxito de un director.
¿Cuál es mi recomendación? No olvidar la parte humana del músico, mantener el ego a raya, aprender técnicas de comunicación, adquirir conocimientos sobre grupos y liderazgo, pedir ayuda y asesoramiento si es necesario, estar receptivo al clima de la agrupación, recordar que la parte técnica (teórica) sólo es una de las áreas a dominar. Disfrutar y hacer disfrutar, cuidarse como persona y no perder nunca de vista que en muchos aspectos se es un privilegiado.
Mucha suerte y nos vemos en el próximo ensayo!!